La historia argentina en los mundiales de fútbol masculino coloca a nuestro país en la vanguardia, siendo uno de los ocho campeones de la historia de la cita máxima.

Pero mucho antes de los goles de Kempes en 1978 o de las genialidades de Maradona en 1986, la Selección jugó su primer mundial en tierras europeas: Italia 1934. Y Barracas tuvo su aporte.

El contexto futbolístico de nuestro país se centraba en la profesionalización del deporte más popular, lograda tres años antes. Paradójicamente, mientras Alfonso Lorenzo y Enrique Chimento representaban la camiseta nacional, Central jugaba su último año en Primera División.

El barco Neptuno de la delegación argentina, comandada por el italiano Filippo Pascucci, llevaba la bandera barraqueña en los futbolistas que viajaron, motivo de orgullo para la institución. Las tierras italianas que Benito Musolini reinaba esperaban por el Seleccionado.

El formato del torneo, excéntrico en los tiempos que corren, se regía para eliminación directa que comenzaba en octavos de final. A nuestro país le tocó Suecia, quien triunfó por 3-2 en el estadio del Littoriale -hoy denominado Dall'Ara-, en Bolonia. Lamentablemente, ni el defensor ni el delantero pudieron sumar algún minuto en la cita mundialista, pero quedará para siempre el recuerdo de nuestro club.

Del torneo doméstico, Lorenzo y Chimento disputaron los dos primeros partidos (2-2 vs. Sportivo Buenos Aires y 0-3 vs. Ramsar) y luego se abocaron a la Selección. El último encuentro, disputado en el estadio ubicado en Ramos Mejía, se produjo el 22 de abril. Luego, un mes después se jugó el partido mundialista.

El 15 de julio, a un mes de la histórica final entre Italia y Checoslovaquia, volvieron a vestir la rojiblanca. Y fue con triunfo: 2-0 sobre Sportivo Acassuso en San Isidro, donde el goleador volvió con todo tras marcar un tanto.

La historia dirá que, en 1934, Barracas Central tuvo su aporte a la Selección Nacional en una Copa del Mundo. Ni más ni menos...